La cultura, en general, es un compuesto de aspectos simbólicos, ideales e intangibles de las sociedades. La escencia de la cultura no subyace propiamente en los artefactos, herramientas u otros elementos tangilbes. Son los valores, la simbología, interpretaciones y perspectivas lo que distuigue a una persona de otra y define su cultura. Cuando muchos individuos comparten los rasgos anteriores conforman una cultura en sociedad.
Las artes literarias, visuales y escénicas (música, teatro, baile, etc.) representan y conforman una vasta subdivisión de la cultura. Otorgan una vía para la expresión de la creatividad, la imaginación y las emociones de los individuos, teniendo además una importante función recreacional y de comunicación.
Después de asegurarse los elementos básicos para la existencia, como un lugar, un orden, seguridad, alimento y refugio, una sociedad construye una expresión de sí misma a través de las artes, aportando así a la conformación de una identidad propia.
Ya que las culturas poseen identidad y aspectos que las diferencian de las demás, cuando se establece un contacto entre ellas puede presentarse un conflicto cultural. Sucede que donde quiera que haya relaciones humanas y diferencias, siempre existirá el conflicto. En el contacto cultural sucede lo mismo cuando uno o varios de sus aspectos, por ejemplo las creencias y los valores, no se corresponden.
Resulta muy interesante también apreciar cómo incluso la cultura puede llegar a influir sobre la genética de los individuos (ver cómo).
Otro factor muy importante es la historia cultural, la cual vendrá a conformar la memoria de todos los aspectos de una cultura y que garantizará el traspaso de conocimientos y experiencias entre generaciones. La historia cultural registra cronológicamente las situaciones sociales, políticas, intelectuales, artísticas y demás desde su comienzo, desarrollo, auge y desvanecimiento.
Elaborado como parte de la evidencia AP4-AA4-EV3 ADSI
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